miércoles, 19 de octubre de 2016

A TI TE DIGO: LEVÁNTATE



A TI TE DIGO: LEVÁNTATE (Lc 7,14)


Emprendimiento cristiano primera parte 

Según nuestra fe cristina-católica el hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza, y si en algo no asemejamos al creador es en nuestra capacidad creativa, el ser humano tiene la capacidad de imaginarse cosas nuevas y crearlas a base de su ingenio y su voluntad, desde la utilización del fuego hasta las supercomputadoras el hombre ha llevado a los más altos niveles su potencial creativo dejando una huella profunda en su entorno y en sí mismo. Sin embargo parece que en el trabajo apostólico de las comunidades estamos más acostumbrados a hacer las mismas cosas una y otra vez que a emprender nuevas forma de llevar a cabo la misión que se nos fue entregada.


No es suficiente con creer en Dios es necesario que nuestra fe y nuestras obras marchen al mismo ritmo, pero a veces nos quedamos estancados en modelos de trabajo que no nos permiten avanzar, y para que el anuncio del evangelio no pierda su continua novedad nosotros debemos ser emprendedores y probar nuevas formas y métodos que nos permitan cumplir con la misión que se nos entregó: vayan y anuncien 

Para lograr ser emprendedores y lanzarnos a la conquista de nuevas metas es necesario hacer un alto y evaluar profundamente nuestra historia personal analizar lo que hemos hecho y entender como ese nuestro obrar para bien o para mal ha hecho de nosotros lo que somos. En nuestras vidas es obvio que hemos experimentado tanto alegría como tristezas, lo dulce y lo amargo, el bien y el mal; sin embargo debemos saber que cada una de esas experiencias vividas ha dejado en nosotros su marca y algunas de estas por ser especialmente dolorosas pueden estar afectándonos interiormente. 



Cuando queremos lanzarnos hacia adelante las principales trabas que encontramos no vienen de fuera de nosotros sino de nuestro interior, de modo que es necesario que descubramos en nosotros esas limitaciones que nos inhiben al momento de lanzarnos en la aventura de emprender nuevos caminos, nuevos trabajos o nuevas etapas en nuestra vida. Muchas personas experimentan fracasos continuos porque creen que haciendo lo mismo una y otra vez lograran tener resultados nuevos, cuando la realidad es que si hacemos siempre las mismas cosas obtendremos el mismo resultado sin importar las veces que lo hagamos, si lo que haces no ha dado resultado las primeras 5 veces podrimos pensar que ciertamente nunca darán resultado, y es que aunque haya dado resultado al menos una vez eso no asegura para nada que luego servirá pues todo a nuestro alrededor incluso nosotros mismos cambiamos continuamente, no solo las mariposas las que experimentan una metamorfosis sino que nosotros mismos la vivimos a lo largo de nuestra vida. 

Ser emprendedor es entender que el cambio es parte de la vida, mas aun es entender que la vida misma es cambio y que nosotros no solo debemos aceptar los cambios como algo natural sino que debemos prepararnos a cambiar y más aun adelantarnos a los cambios de modo de que podamos adaptarnos y sobrevivir. Pero antes de lanzarnos hacia adelante debemos ver como ese pasado que dejamos atrás sigue afectando efecto en nuestro presente y proyectándose en el futuro.
 en el proximo blog seguiremos avanzando en este tema
hasta la proxima


Paz y Bien 

Dios te bendiga

Diac Rafa

domingo, 2 de octubre de 2016

CRECER EN LA FE



La fe es un don divino. Un regalo con el que todos nacemos y que nos permite acercarnos a Dios quien es nuestro origen y nuestra meta. La fe es como una semilla que Dios mismo puso en nuestros corazones. Y esa semilla debe ser plantada, regada, abonada y cuidada para que pueda crecer y dar frutos abundantes. No basta haber recibido la fe, es necesario trabajar para que esta crezca y se desarrolle perfeccionándose cada vez más. Para ello es necesario la ayuda y el acompañamiento de Dios. Como los apóstoles hemos de decir: Señor aumente nuestra fe.  AQUÍ LES DEJO TRES IDEAS PARA HECER CRECER NUESTRA FE

VIVELA
Nuestra fe no debe ser solo una bandera en contra de los protestantes, tampoco debe ser un afiche o una etiqueta que colgamos en las puertas de nuestras casas o en nuestros autos. No. La fe no es un accesorio que usamos o nos quitamos dependiendo de la ocasión. La fe es vida y debe vivirse. Dios quiere Que vivamos aquello que decimos creer. Es decir, la fe no es algo que se hace de vez en cuando sino más bien es la vida misma que nosotros vivimos. No se trata solo de creer en Dios se trata más bien de vivir según el querer de Dios. Muchos católicos dicen tener fe en Dios, pero esto no es más que un cúmulo de conocimientos intelectuales o filosóficos que no se asientan en su diario vivir. Si decimos creer en Cristo debemos comportarnos tal como Cristo de lo contrario nuestra fe estará vacía. Si decimos creer que Dios es amor pero cuando tratamos a los amigos, hermanos, vecinos los tratamos mal, los juzgamos, le guardamos rencor, los odiamos o sencillamente somos indiferentes con ellos entonces nuestra fe no es real es simplemente una fe vacía que se queda solo en las palabras. Y ser cristiano católico es dar el salto en la fe de las simples palabras al acto, del simple conocimiento a la vivencia. Tener fe cristiana es vivir como cristiano sino no tiene sentido decir que se tiene fe. Una fe vivida de espaldas a Dios es una fe vacía, una fe sin obras es una fe muerta. Para crecer en la fe es necesario vivir la fe, no como algo externo sino más bien como una verdad que nace de nuestro interior y se manifiesta en gestos concretos. Vive lo que crees y tu fe crecerá. No seas solo palabras, transforma las palabras en gestos que hagan vivir, se cariñoso, amable, se gentil, se cortés, se cómo Jesús y tu fe crecerá como un árbol plantado junto al rio que dará su frutos a su tiempo.
TRASMÍTELA
La fe es como una llama, es el fuego mismo que mientras más se comparte más grande se hace. A veces por miedo, por comodidad, perdemos de vista el verdadero sentido de nuestra responsabilidad con respecto a la fe no se trata de esconderla debajo de nuestra cama, debajo de nuestros perjuicios, de nuestra apatía; sino más bien ponerla en alto de modo que ilumine a todos. La fe debe transmitirse. Cada uno de nosotros puede decir que tiene fe porque alguien le transmitió esa fe. Es deber de todo el que cree que a través de su comportamiento, a través de lo que dice y de lo que hace comparta la fe que lleva dentro, de modo que esta fe vivida sirva de ejemplo a otros. Los padres deben transmitirle la fe a sus hijos, pero no como una carga sino como un don. Muchas veces a los niños se les manda a la iglesia, se les manda a catecismo, se les manda porque sus padre no vienen con ellos, sino que más bien se quedan en casa y los niños no reciben de ellos el ejemplo de la fe, los mandan a buscar un sacramento en el cual no creen porque si creyeran entonces no los mandaran sino que vendrían con ellos y los niños tendrían un modelo en casa que les estimulara con su ejemplo a vivir la fe. La fe debe transmitirse pues sino queda infecunda. La mejor forma de transmitir  la fe es el testimonio. No se debe obligar a nadie. Pero a todos se le debe mostrar la fe mediante nuestras obras. Volviendo al tema de los niños debemos entender que los pequeños no aprenden de lo que se les dice, ellos aprenden de lo que ven. Si el niño ve buen ejemplo hará cosas buenas, si el niño ve malos ejemplos también los imitara. Transmitir la fe sin miedo ese es nuestro deber. Tu sonrisa, tu buen humor, tu confianza puesta en el señor, tu honestidad; esas son algunas de las formas de transmitir esa fe. Si hubiese más católicos comprometidos con la trasmisión de la fe No hubiese tantos problemas, pues la fe hace presente a Dios en todos los aspectos. En tu trabajo debes transmitir la fe. En tu familia debes transmitir la fe. En tu barrio, en el bus, en la cola, en todo lugar que pises la luz de tu fe debe brillar de manera de que cada rincón del mundo sea iluminado por la presencia de Dios. Tienes, tengo, tenemos que ser misioneros de la fe, no solo con palabras sino con actos que dejen ver claramente a través de nosotros el Dios en quien creemos. Transmitir la fe nos hace crecer en la fe. No te quedes callado.
CELÉBRALA
La fe que recibimos necesita nutrirse de lo contrario se seca. La fe católica, es la fe en los sacramentos, para nosotros la fe se hace más fuerte en la medida en la que nos acercamos a los sacramentos pues en ello se nos transmite la vida de Dios. Los sacramentos hacen madurar nuestra fe pues nos acompañan desde la cuna hasta la tumba. Para crecer en la fe hay que celebrarla fe. Es decir hay que vivir sacramentalmente. El bautismo abre las puertas, la confesión sana las heridas del pecado, la confirmación nos fortalece con la gracia del espíritu. La comunión nos hace fuertes en cuerpo y espíritus, el matrimonio genera vida en el mundo, el sacerdocio cura las almas y trae del cielo la gracia divina. Y la santa unción prepara nuestro cuerpo y nuestra alma para el encuentro definitivo con Jesús origen y fuente del amor. Los sacramentos no son  solo para hacerlos. Son para celebrarlos, con ellos nos unimos a la iglesia celestial a la purgante y a la militante, con ellos, crecemos en dones y en fortaleza, no es solo asistir se necesita vivir y experimentar el gozo de saber que tras cada sacramentos late la vida de la gracia. Dios mismo es quien se acerca, y quien se da, el mismo es quien atrae convoca y celebra. Es el quien quiere encontrarse contigo y salvarte. La fe se celebra, cada domingo cada misa, cada acto litúrgico, nuestra vida de ir compaginada a esta continua celebración de la fe. Quien no participa de la eucaristía poco a poco va perdiendo la vida de gracia y su fe se va apagando, se seca y muere. Si quieres crecer en la fe, debes ir a misa, debes cumplir los sacramentos y si es que tienes una condición que te impide recibirlos. Pide la gracia de Dios para que sea el quien te de la fuerza y el valor para superar todo obstáculo. Celebra la fe y esta se hará más fuerte cada día.
La fe es la claridad que te permite ver los milagros de Dios.
Para ver sus milagros, para obtener su intervención el requisito es la fe.
Él puede abrir el mar en dos
Él puede sanara tus heridas
Él puede poner pan en tu mesa y paz en tu corazón
Solo debes tener fe.




paz y bien