Mientras avanzamos en la cuaresma la liturgia nos va
presentado el camino que debemos recorrer el cual si logramos seguirlo seguramente
acarreara bendiciones no solo en lo espiritual sino en lo personal y comunitario.
Una de las granes tentaciones de la vida cristiana es perder la esperanza llegar
a pensar que no logramos nada que
estamos corriendo en círculos, que
nuestra vida no avanza, que todos se vuelve un eterno circulo vicioso. ¿Cómo poder
avanzar? ¿Cómo seguir adelante? ¿Cómo evitar perder la esperanza? he aquí dos ideas que pueden ayudarnos: Dejarse encontrar,
dialogar con Dios.
DÉJATE ENCONTRAR
Uno de los grandes problemas humanos
es nuestra costumbre de escondernos cuando las cosas salen mal. Es una
característica que la humanidad ha conservado desde el génesis, el pecado nos
afea, nos quita la gracia, rompe nuestra amistad con Dios y obviamente nos sumerge
en la vergüenza, y por eso nos ocultamos.
Este huir de Dios es lo que nos hunde
en situaciones dolorosas, el demonio nos habla al oído y nos hace creer que el
Buen Dios está al acecho esperando que saquemos el rostro para darnos con un
mazo en la cabeza. Y nosotros por miedo o por desconocimientos en vez de buscar
el rostro amoroso del padre, nos ocultamos y en ese lugar escondidos, solapados
bajo la influencia del mal, este crecer y se multiplica en nuestra vida,
inmovilizándonos, incapacitándonos y arrastrándonos cada vez mas es un espiral
que seguramente termina en muerte.
Para poder salir de ahí basta dejarnos encontrar
por Dios, el hace rato que él está en nuestra búsqueda, el hace mucho tiempo
que desea que nuestra relación con el pase a un nivel más íntimo, mas personal,
más profundo y para ellos nos da este tiempo de cuaresma. Deja Ya de esconderte de él, mejor déjate
encontrar.
El hombre herido por el pecado es
como la oveja que desviándose del camino es atacada por el lobo y no solo necesita
ser encontrada por el pastor, sino que esa necesidad es vital. No se trata de
que hagas algo del otro mundo solo déjate envolver por el amor de Dios, esto
es: entender que Dios te ama, entender que Dios te entiende, entender que Dios
te acepta y que está dispuesto a sacarte del lugar donde andas metido.
En Dios no hay lugar para el odio ni
para el resentimiento, sin importar lo mal que te hayas portado, y lo bajo que
hayas caído el nunca deja de amarte, por eso siempre esta buscándote porque él
sabe que esa lejanía tuya para con él te termina hiriendo y haciéndote daño y
al final el único afectado eres tú.
Por eso es bueno dejarse encontrar,
porque Dios no nos busca para juzgarnos sino para perdonarnos, no nos busca
para cobrarnos sino para darnos una vida nueva, Dios no nos busca para ponernos
el pie encima y hundirnos sino para levantarnos con la fuerza de su amor. ¿Quieres
que él te ame así? pues déjate encontrar, el te tomara en sus brazos y te dirá:
animo hijito mío si se puede. Si se puede salir, si se puede cambiar, si se
puede mejorar, si puedes tener una vida mejor. No vivas con la cabeza gacha, levántala
de cara a Dios y deja que él te encuentre.
DIAOGA CON ÉL
En el evangelio nos encontramos con
una samaritana que viene cargando sobre su hombro no solo el peso de la tinaja
sino el peso de una vida llena de pérdida, de desamores y de humillaciones, se
encuentra con Jesús quien le pide agua y empiezan a dialogar. Su carga no era
física, no se trataba de que era ciega, o manca, o leprosa su enfermedad era
interior, dentro de sí llevaba cargando cosas que la herían y de las que quizás
ni ella misma se había dado cuenta, pero entonces Dialoga con Jesús, el dice,
ella dice, le pregunta, ella contesta, él le muestra el lado amoroso de Dios y
ella lo recibe con agrado.
Cuaresma es un tiempo de oración pero
muchos tendemos a confundir la oración con un monologó exigente en el cual solo
el hombre habla pide y exige cumplimiento y es por eso que muchas veces la
oración se vuelve un lugar árido, un desierto en el que nada fructifica, la
oración no es un monologo espiritual, es un dialogo y uno tiene el deber de
dejarle a Dios el espacio para responder, para orientar, para decidir, para corregir.
La oración no es el lugar de decirle
a Dios como debe hacer las cosas sino el lugar donde le pedimos a que nos diga cómo
debemos hacerla nosotros. Cuantas oraciones se pierden porque no son más que órdenes
que intentamos impartirle a Dios en vez de ser momentos de abandono a su
voluntad así gracia y a su amor.
Dialoga con Dios, exponle tus
preocupaciones (a él le interesa saber
de ti) cuéntale tu día, pide por ti y por tus hermanos pero dale tiempo a que
te responda, Dios siempre responde, el busca la forma, el tiempo y los medios
que sean necesarios para hacerlo, tú solo debes abrir tu corazón y tus sentidos
para saberlo escuchar.
Dios habla a través de la palabra
cuando la meditamos profundamente, Dios habla a través de los superiores, Dios
habla a través del magisterio. No vuelvas tu oración en un monologo, deja que
el hable, guarda silencio y escucha, el silencio de Dios es a veces más sabio
que todas nuestras palabras. Habla y escucha. Habla y luego calla. Dale
chance a Dios de manifestarte su
voluntad.
No todo es como tú lo ves, no todo es
como a ti se te ocurre, no todo pasa como tú lo percibes. No eres el dueño de
la verdad así que dale un espacio a Dios deja que él te vaya orientando, que él
se manifieste, que él te diga lo que debes hacer, hasta los mejores proyectos humanos
se caen si van en contra de la voluntad de Dios. Habla con él y luego
simplemente di: que se haga tu voluntad, habla Señor que tu siervo escucha.
La vida humana es un continuo descubrir,
es un remar mar adentro en la profunda intimidad de amor de Dios, es un acto de
amor en el que el hombre se encuentra con aquel que lo ha amado desde Siempre y
que lo amara siempre. Como toda relación necesita ir creciendo fortaleciéndose
y madurando. Esta cuaresma es precisamente para eso para tu relación con Dios
crezca y se fortalezca en el amor. Solo no olvides dejarte encontrar por él y
dialogar con franqueza y con confianza con aquel que te conoce mejor que tú
mismo.
El buen Dios te bendiga
Paz y bien
Diac Rafael Marín
Bendito sea Dios, y lo hermoso que es cuando nos habla, Señor permite estar siempre atenta a tus palabras, a tus mensajes y sobre todo a el amor que me das a través de mis Hermanos, Hijos y Esposo.
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