Ser cristianos es nadar
contra corriente pues Cristo tiene una manera muy distinta de mirar las cosas y
quienes desean de verdad convertirse y tomarse de la mano con el maestro deben
con el ir en una dirección muy diferente a la que toma el mundo que nos rodea.
El mismo Jesús nos invita cuando nos dice: ustedes están en el mundo pero no
son del mundo y esa es un invariable en nuestra vida de fe. La cuaresma hace
que este rasgo particular de nuestra fe cristiana se acentué, la cuaresma nos
pide vivir mas radicalmente nuestra vida cristiana, nos pide nadar con más
fuerza contra las corrientes mundanas y seguir al maestro. Hay dos claras
tendencia que deben marcar nuestro ritmo de avance en este caminar en pos del Señor:
Subir y Bajar.
Subir.
Para subir es necesario que
dejemos nuestras ataduras sean materiales, emocionales, o geográficas. Dios nos
pide subir a su encuentro. Subir la montaña nos habla de un proceso de
intimidad con él, de dejar todo lo que nos ata y pasar momentos a solas con él,
pero esto es imposibles si estamos atados. Subir implica despojarse, soltar,
vaciarse para poder ser llenados por él. Cuando hablamos de apegos materiales
la lista puede ser inmensa, nos apegamos con facilidad a los aparatos
electrónicos, a las comodidades y a todo aquello que nos facilitan la vida,
para subir al encuentro con Dios y que él nos revele su rostro es necesario que
de poco soltemos esas amarras.
Supongamos que la cresta que te toca subir es ir a un momento de oración, pues
antes de subir debes dejar atrás el teléfono celular para que este no te
distraiga. Por otro lado a veces podemos estar apegados a nuestras ideas, a
nuestras formas de pensar, incluso al estilo de vida que hemos vivido hasta el
presente. Subir es darle la oportunidad a Dios de que sea él quien nos indique
la manera de hacer, la manera de vivir, la manera de actuar que él considera
correcta, no suba a la montaña para convencer a Dios, suba para dejarse convencerte
por él. Quizás la forma como ha vivido sea buena pero él le mostrara una que es
mucho mejor, solo déjese guiar. Más adelante conseguimos esas barreras
geográficas que nos impiden el subir la montaña con ello me quiero referir a la
necesidad de buscar espacios que propicien nuestra intimidad con Dios. Váyase
de retiro, vaya a la Iglesia, busque un lugar fuera de lo común y dedíquele ese
tiempo a relacionarse con Dios a través de la oración. Dios aun tiene muchas
cosas que decirle, Dios aun quiere trasformar muchas cosas en su vida. Dios
quiere revelarle aun más su amor, Dios quiere que usted vea su rostro glorioso
y pueda alcanzar niveles más y más grandes de felicidad. Dios quiere ser su
amigo, su confidente, Dios quiere que usted y yo sepamos que no hay nada que
puede cambiar su amor por nosotros pero que nuestro amor por él puede crecer Día
con día como crecen las plantas bien plantada, abonadas regadas y cuidadas. Déjese
amar por Dios y suba al monte con el para que su vida se transfigure.
Bajar.
No cometa el error de
Pedro. No se deje llevar por la emoción. Eso que ha visto al subir al monte lo
contemplara siempre que suba, no es necesario quedarse ahí, pero si es
necesario bajar. ¿Bajar para qué, si aquí estamos tan bien? Baja para indicarle
a otros lo buenos que es subir. No se trata de vivir una espiritualidad unidireccional
que me relacione con Dios y me haga olvidarme del resto de la humanidad, se
trata de vivir encuentros de oración profunda que nos impulsen hacia el
encuentro con los demás. Todo encuentro con el Señor termina en envió, él nos
llama para luego enviarnos, el nos ama y nos lanza a la tarea de amar Por eso
es necesario bajar, nuestra vida interior debe ser una llama ardiente que
ilumine la ruta a Dios, pero podemos caer en el error de creernos mejores que
los demás por haber compartido un rato con el Dios de la vida y no se trata de
eso, mientras más nos acercamos al Señor mas grande debe ser nuestra humildad
nuestro apocamiento y mayor aun nuestra preocupación por nuestros hermanos. Dios
nos revela su rostro transfigurado para que nosotros se los revelemos a quienes
nos rodean pero esto no puede ser posible si nos quedamos por las nubes. Es
necesario bajar, poner los pies sobre la tierra y darnos cuenta de que muchos
hermanos nuestros sufren a Diario, por hambre, por falta de medicinas, porque
cada Día son aplastados por lo más poderosos y en este sufrir han perdido de vista
a su salvador y es ahí cuando nosotros debemos acercarnos a ellos y con nuestra
forma de ser, con esa felicidad que hemos recibido de Dios iluminemos su
caminar. Cuando hemos subido nos heno encontrado con el Amor de Dios y este nos
ha transformado y es por eso que bajamos para que con nuestro testimonio ellos
tengan un poco de ese amor que Dios les trasmite a través nuestro. No es que no
tengamos problemas. No es que no pasemos necesidad, no es que no nos enfermemos
o no pasemos por situaciones difíciles sino que hemos comprendido que aun en
las tormentas mas recias Dios no nos abandona y todo el mundo tiene derecho y
necesidad de saber que existe un Dios amoroso que es capaz de sacarnos de
nuestras inmundicias y hacernos mejores. El mundo necesita hombres que sean el
rostro de Jesús y obviamente tú puedes ser uno de esos. Sonríe mas, abraza mas,
habla de esperanza, habla de fortaleza, solo así tendrá sentido haber subido al
monte solo así otros querrán subir al monte y encontrarse con ese Dios amoroso
que transforma la tristeza en alegría y la soledad en compañía.
Sube y baja
Ora y ayuda
Recibe y comparte
Nada contra corriente
remando mar adentro
Diac, Rafael Marín
Paz y bien
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