¡GRACIAS!
El tiempo pasa y para bien o para mal
deja su huella, los años van esculpiéndonos, del mismo modo que el agua
moldea las laderas de las montañas así el tiempo nos va formando, unas veces
causando derrumbes otras veces generando hermosas cascadas, siempre
esculpiéndonos, siempre dándonos forma. No importa lo que hagamos, queramos o
no el tiempo deja su huella, y esa huella es el signo de que estamos vivos, de
que hemos pasado por este mundo.
No todas las huellas son hermosas, hay huellas que nos recuerdan
momentos especialmente dolorosos, tristes o amargos pero el hecho de ver esa
cicatriz nos alienta, pues quiere decir que la herida ha sanado. ¿Cuántas
heridas aun llevamos abiertas? ¿Cuántas heridas aun sangran? Qué hermoso será
el día en que nos demos cuenta que debemos dejar que el tiempo cierre las
heridas, y que podamos ver las cicatrices sin dolor, sin resentimiento, sin
quejas, sabiendo simplemente que algo
que nos hirió hoy es solo una fuente de aprendizaje y no una fuente de dolor.
Pero existen huellas hermosas, son aquellas que la gente que amamos nos
deja al pasar por nuestra vida. todo es tan efímero, que poder haber tenido
esas experiencia son toda una bendición, esos amigos que nos acompañaron en la
infancia, aquellos amores de la juventud, los abuelos con su cariño y
sabiduría, gente cuyo paso en nuestra vida quizás no duró lo que nosotros
imaginamos, pero que dejaron una huella tan profunda que aun hoy su recuerdo
nos hace sonreír, nos hace luchar, soñar y vivir sabiendo que no todo el mundo
es malo, que escondidos entre montones de carbones se encuentran valiosos
diamantes.
El tiempo pasa, no lo puedo detener, el no responde a mi querer, tiene
una autonomía que yo no le puedo quitar.
El tiempo pasa y en su correr nos trae y se lleva. Nos da y nos quita,
así es él, siempre en movimiento. Cuantas cosas se pueden aprender cuando
dejamos que el tiempo nos enseñe. Que buen maestro es el señor tiempo, que
siempre nos hace entender la lección que la vida nos da. Que buen doctor es el señor tiempo, que nos ayuda
a sanar hasta las heridas más profundas. Qué hermoso es el tiempo que nos toca
vivir, que bello y que poco es, que emocionante y tan limitado. Que fugaz y que
valioso es. No vale la pena desechar ni un segundo pues no sabemos si ese será
el último.
Nuestro tiempo tiene fecha de caducidad, nuestro tiempo, esos pequeños
granos de arena que caen en nuestro reloj están contados, se acaban, no estaremos para siempre en este
mundo, hay otro mundo mejor, existe un cielo, pero en este mundo nuestro tiempo
es tan fugaz que asusta, en un momento estamos en la escuela y al siguiente
llevamos a nuestros hijos a la escuela.
Nuestra lucha no es ni debe ser contra el tiempo.
El tiempo nos ha permitido alcanzar lo que tenemos, nos inspira a ir
siempre adelante, nos apremia, nos hace valorar más a las personas, nos enriquece,
nos alienta. El tiempo es nuestro bien más preciado. Y ahora que veo canas en
mi cabello, ahora que empiezan a marcarse arrugas en mi piel, en este momento
que mi cuerpo resiente lo excesos de ayer ahora me doy cuenta de lo valioso que
he tenido, ahora me doy cuenta de lo importante que han sido todas las personas
que he conocido, todas las experiencia que he vivido, ahora me doy cuenta que
vivir es y será lo mejor que me ha pasado y eso es algo que debo agradecer.
Dios es el padre del tiempo, el me regalo todo a través de él, y en
medio de todo eso te he encontrado, me has encontrado, nos hemos encontrado y
como sé que no siempre estaremos juntos, como sé que tu presencia en mi vida es
un regalo, como sé que mi tiempo es limitado, sé que debo agradecerte el que te
hayas tomado el tiempo de conocerme, de soportarme, de alegrar mi vida con tu
presencia, de leer esto que escribo. De lejos o de cerca, eres parte de mi
vida, y compartes tu tiempo conmigo y ese es un regalo que el dinero no puede
comprar.
Este soy yo, una hermosa escultura que el tiempo ha modelado, con
fisuras y quiebres, con heridas y cicatrices, con triunfos y caídas, con virtudes
y pecados, este soy yo. Este que tiene tantas imperfecciones y tan pocos dones.
Este soy yo, el fruto de lo que he vivido y en medio de esa vivencia estás tú,
como un bastón, como una fuente, como una sombra, como brisa, como ayuda.
Perdona mi imperfecciones, perdona mis olvidos, perdonas mis errores pues así
soy, simplemente humano, sencillamente yo.
Gracias porque sin ti no habría nosotros, sin ti, no habría a quien escribirle,
sin ti, no habría a quien hacer reír, sin ti, mi tiempo seria un desierto vacio
y sin vida, pero gracias a ti, vivo en medio de un gran bosque en el cual tú
eres un enorme árbol.
Gracias pues has hecho de mí tiempo una experiencia digna de vivir, y
hoy simplemente quiero darte gracias.
Que el buen Dios te bendiga
Paz y Bien
Excelente ♥
ResponderEliminarmas fino... Dios te bendiga
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