No
te Achantes
Los
elefantes son mamíferos extraordinarios, no solo por su gran tamaño y su
inteligencia sino porque ellos tienen la capacidad formar familias con vínculos
que se extienden de generación en generación, la infancia de los bebes
elefantes dura casi lo mismo que la de un hombre, de modo que el lazo que los
mantiene unido perdura por muchos años, sin embargo la característica más
resaltante de los elefantes no está relacionada con su vida sino con su muerte,
cuando uno de ellos es muy viejo y siente la inminente llegada de la muerte se
aparta del grupo y se dirige al mismo sitio que sus antepasados ha utilizado
para morir y allí se recuesta a esperar la muerte. Cuando alguna familia pasa
por aquel cementerio todos con sus largas trompas acarician los huesos de los
elefantes muertos, pues las redes fraternas aun persisten; luego de rendir el tributo merecido a sus
ancestros continúan su eterna migración a través de las planicies.
El
hombre comparte con los elefantes esa unión fuerte que lo mantiene unido a los
seres que ama, la muerte no es algo a lo que se le pueda huir, o algo que se
pueda evitar, sino la mayor certeza que podemos tener, tarde o temprano todos
mueren, lo queramos o no, lo entendamos o no, la muerte es tan natural como el
correr de los ríos; sin embargo esto no quiere decir que no sea algo doloroso,
que desgarre hasta lo más profundo del alma, pero esos vínculos de amor
construidos a lo largo de toda una vida la muerte no los rompe, podemos seguir
amando a nuestros seres que ya han partido, pero tenemos que imitar a los
elefantes luego del dolor de la perdida debemos seguir caminado, aunque nos
cueste, aunque cada paso que demos desgarre nuestro corazón debemos continuar
nuestra marcha, los que han muerto ya descansan nosotros tenemos aun mucho camino
por recorrer de modo que de nada vale estancarse.
Para los que
creen en Jesús la muerte no es el fin
sino; el encuentro con aquel que dio su vida por nosotros, pues dice el Señor: “el que cree en mi
aunque muera vivirá” y los cristianos verdaderos encontramos en Cristo la
fuerza y la esperanza para seguir adelante a pesar de la muerte y del dolor
pues El Maestro nos da la seguridad de que en el reino de los cielos nos
reuniremos junto a él todos los que en él creemos.
El amor no cambia con el tiempo, de modo que
aun seguirás amando a quien se fue aunque no le puedas ver. La muerte no es el
final sino un nuevo comienzo. Así que sécate las lágrimas sonríe y no te
achantes. Sigue Caminando pues aunque otros se hayan ido para ti la vida tiene
nuevas aventuras.
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