¡No temas
caer!; teme no querer levantarte
¡No temas
fallar!; teme no aprender de tus errores
¡No temas
morir! teme vivir sin tener un motivo que te impulse día tras día
La
santidad no consiste en nunca haber caído sino en haber aprendido levantarse
tras las caídas
Las
personas que se esfuerzan por vivir amando, por seguir luchando, por seguir
adelante, esas serán plenamente felices.
No somos seres
perfectos, ningún ser humano lo es, somos hijos de personas imperfectas, con
vidas imperfectas que nos educaron imperfectamente. No, no somos perfectos,
pero somos perfectibles, es decir; podemos ir aprendiendo, podemos crecer,
podemos mejorar, podemos cambiar e ir superándonos día con día, esa es la
verdadera grandeza del ser humano.
Al nacer no
podíamos valernos por nosotros mismos, necesitamos de la ayuda, la compañía y
los cuidados de alguien, (mama, papa, tío, tía, abuelo, abuela, etc.) pero al
ir creciendo poco a poco, se va conquistando la independencia. Esa es nuestra
esencia, el luchar por ser más de lo que hemos sido, siempre ir adelante.
Sin embargo como
seres imperfectos, el error forma parte de nuestra vida, “es de humanos errar”
es de humanos equivocarse. Al ser seres
dotados de inteligencia más que de instintos tenemos que aprender para ser lo
que queremos. Si deseamos podemos ser ingenieros, doctores o abogados, pero
debemos aprender a serlo, tenemos la capacidad, pero debemos aprender y en ese
proceso de aprendizaje, de crecimiento seguramente conoceremos el error, las
caídas, las metidas de pata, pero sin esos errores que nos digan cómo no se
deben hacer las cosas sería muy difícil aprender, el error nos avisa que
debemos ser más atentos y cuidadosos, el error nos recuerda que no debemos
bajar la guardia, el error nos insta a superarnos a nosotros mismos.
No debemos vivir
con miedo a caer, a errar, nuestro mayor miedo ha de ser no aprender de
nuestros errores, no superarlos, no encontrar la manera de vencerlos, si
decides temerle a algo, no temas al error, teme al no querer afrontar nuevos
retos, teme quedarte estancando pues ese
si es un verdadero fracaso. Debemos aprender a levantarnos tras nuestras
caídas, debemos aprender a salir adelante aun cuando hayamos ciado en
tentaciones, debemos superarnos cada día para poder ser vencedores.
Vivir es luchar
constantemente, nuestro cuerpo batalla a diario contra las enfermedades, contra
las dolencias, contra los virus, nuestro sistema inmune siempre tiene un
enemigo del cual defenderse, así mismo nosotros debemos estar siempre atentos,
pues los ataques nunca cesaran, cuando niños teníamos problemas propios de los
niños, y al ir creciendo también van creciendo los problemas, los retos, las
amenazas, por eso es importante ir superándonos a nosotros mismos, la meta que
alcanzas hoy no debe hacerte bajar la guardia pensando que ya conseguiste todo
lo que soñabas, la meta que alcanzas hoy debe impulsarte por una meta mayor por
un sueño mas grande.
Debemos luchar
por superarnos a nosotros mimos esa es la motivación más grande que debemos
tener, no se trata de pisotear a los demás, ni de imponernos sobre ellos, se
trata de librar una batalla épica contra nuestros propios miedos, debilidades,
complejos y dolores; y al final salir victoriosos, si logramos superarnos no habrá nada que no
podamos vencer.
La santidad no es
no haber caído nunca, no es no haber experimentado el dolor, el error, la
caída, el pecado, la santidad es lograr levantarse a pesar de todo ello, es
encontrar las fuerzas para levantarse de cada caída, es saber buscar la salida
cuando nos hayamos perdidos, es reconocer el límite de nuestras fuerzas y
acudir a aquel que es más fuerte que nosotros, es reconocer que somos humanos y
pedir perdón de nuestros errores, es saber que aquel que venció la muerte nos dará la fuerza para que podamos
vencer cualquier obstáculo.
En definitiva aunque
el error es humano, la superación también lo es, y la felicidad se alcanza
cuando comprendemos que aun después del error, después de las caídas y después
de los golpes podemos seguir andando, podemos seguir luchando y que esa lucha constante
contra nosotros mismos contra nuestras imperfecciones es los que tarde o
temprano nos alcanzara la santidad
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